“El demonio está en los detalles”, dicen los ingleses. Y cuánta razón tienen, maldita sea. Hace poco tuve el placer de jugar a Metro: Last Light y creí que me convencería más que su anterior entrega, que ofrecía muchos elementos para amarla pero no llegaba al punto de hacer prender la chispa. Sin embargo, salí de la experiencia más frío que caliente y pensando por qué creía que Metro 2033 se lo come con patatas. VER MAS AS CLICK